1 Una chica inusual Jue Dic 08, 2011 8:49 am
shiki senri
Keymaster
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Esto ha sido escrito en un momento de inspiración, solo que esta vez la inspiración tenia nombre. El nombre de la chica más inusual que he conocido y que me llevo a escribir la más inusual historia que se haya redactado. Una historia de amor, claro está que en su día refleje en forma de carta.
La cual comienzo rememorando el primer día que nos conocimos, día que recuerdo con todo lujo de detalles. Ella llevaba unos sencillos pantalones vaqueros y una camisa beige que dejaba al descubierto parte de sus hombros. Yo me acercaba hacia aquel grupo de conocidos, con la mirada puesta en su sonrisa tímida, pero perfecta, y me percaté de que como me devolvía la mirada con sus ojos color caramelo que parecían hacer juego con su piel y con su pelo castaño, largo, suave... en definitiva, muy bien cuidado.
Para otros podría ser una chica sencilla, en tal caso, yo fui cautivado por su sencillez desde el primer momento en que la vi.
Dudar de si me siento atraído por ella a estas alturas es algo ridículo, debido a que he de admitir que desde aquel momento ella se convirtió en mi mayor pecado, en mi mayor deseo.
Ante mi, se encontraba una nueva belleza. Una chica tan hermosa por dentro como por fuera, y si no dudara en la existencia de la perfección, habría jurado que se encontraba allí mismo.
La cual comienzo rememorando el primer día que nos conocimos, día que recuerdo con todo lujo de detalles. Ella llevaba unos sencillos pantalones vaqueros y una camisa beige que dejaba al descubierto parte de sus hombros. Yo me acercaba hacia aquel grupo de conocidos, con la mirada puesta en su sonrisa tímida, pero perfecta, y me percaté de que como me devolvía la mirada con sus ojos color caramelo que parecían hacer juego con su piel y con su pelo castaño, largo, suave... en definitiva, muy bien cuidado.
Para otros podría ser una chica sencilla, en tal caso, yo fui cautivado por su sencillez desde el primer momento en que la vi.
Dudar de si me siento atraído por ella a estas alturas es algo ridículo, debido a que he de admitir que desde aquel momento ella se convirtió en mi mayor pecado, en mi mayor deseo.
Ante mi, se encontraba una nueva belleza. Una chica tan hermosa por dentro como por fuera, y si no dudara en la existencia de la perfección, habría jurado que se encontraba allí mismo.